Aprender a decir que No en determinadas circunstancias o a determinadas personas puede ser más difícil de lo que se piensa en un primer momento.
Todo el mundo sabemos decir que NO, pero no siempre nos atrevemos.
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No saber decir que no supone un problema porque nos podemos ver en una situación en la que no queríamos estar y eso a su vez, nos hace sentir mal con nosotros mismos, al darnos cuenta que estamos ahí por no haber sabido decir que no o no habernos atrevido.
Hay personas que tienen un tipo de comunicación agresiva y además son muy insistentes.
Si encima, a eso le unimos el hecho de que cuentan con algo de autoridad sobre nosotros (como que sea tu jefe), entonces decir que No es, algo imposible.
Bien pues en el programa de hoy os contaré todo lo que sé y lo que he aprendido acerca de este tema.
Veremos diferentes situaciones y tipos de personas que nos pueden llevar a no saber decir que NO y por supuesto, varias técnicas que podéis emplear para que os ayuden.
Aprender a decir que no, te ayudará entre otras cosas a ser mas productivo y en algunos casos, aumentará la impresión de seguridad en ti mismo que das a los demás.
“Ante el defecto de pedir está la virtud de no conceder”
Todos hemos vivido situaciones en las que decir que NO, nos ha resultado imposible. Por diversas cuestiones.
Pero también es verdad que después nos hemos sentido mal con nosotros mismos por haber sido capaces de imponer nuestra voluntad en ese momento.
Cómo veréis, es muy importante saber qué decir, cómo decirlo, pero sobre todo nuestra comunicación no verbal.
Hay que ser claros y directos sin dejar de ser amables y asertivos.
Cómo decía al principio, en el entorno laboral, saber decir que no a ciertos trabajos nos ayudará a ser mas productivos porque el coste de oportunidad puede ser muy alto.
Si dices que sí a demasiadas cosas pequeñas, te dejará sin tiempo para cosas mas rentables. Y todos conocemos el valor del tiempo.
Si tienes que emplear tu tiempo, procura siempre que sea en cosas que te aporten una rentabilidad alta.
Es mejor pocos proyectos que te aporten muchos beneficios, que pocos trabajos con beneficios pequeños.
Estilos y roles de comportamiento
Para entender mejor porqué en muchas ocasiones nos cuesta decir que no, primero debemos entender que existen tres estilos de comportamiento:
El agresivo, el asertivo y el pasivo.
El agresivo pisa los derechos de los demás para conseguir los suyos propios.
El pasivo deja que le pisen y prioriza los derechos de los demás sobre los suyos propios.
El asertivo respeta los derechos de ambos.
Con lo que responder asertivamente es la forma más correcta para aprender a decir que NO, pero además nos ayudará a mantener una buena relación con la persona a la que le hemos dado la negativa (si es asertiva también).
¿Por qué nos cuesta decir que NO?
Aquí pueden intervenir diversos factores.
Para empezar probablemente se deba a que, en ese momento, el estilo que predomina en ti sea más pasivo, aunque esto no quiere decir que sea siempre así en todas las situaciones.
Además es más probable que te cueste decir que no si eres una persona un poco más tímida, dependiente o de las que prefieren evitar problemas.
Tambien influye el hecho de que que hayas tenido experiencias anterios que te han condicionado a decir que sí en lugar de entrar en un posible conflicto.
Puede que alguna vez dijeras que no a alguien y eso te hubiese traido problemas, conflictos o el deterioro de una relación. Por eso al final aprendes que es más fácil decir que si.
Está demostrado que las personas con pocas o bajas habilidades sociales son las que presentan más problemas a la hora de decir que no.
Pero hoy vamos a ver qué técnicas podemos aplicar para aprender a decir que no.
Éstas técnicas son totalmente prácticas lo cual es genial porque, como ya sabes, la práctica es el mejor medio para la perfección.
La otra persona puede tomárselo mal pero eso ya es problema suyo.
Cuida tu lenguaje no verbal
- Mantente a la distancia correcta de la otra personal. Ni demasiado lejos ni demasiado cerca
- Adopta una postura corporal que sea tranquila y relajada. Esto es importante porque mucha de la sensación que le transmitamos a la otra persona vendrá de esta postura.
- Tambien deberemos observar otros aspectos como, el tono de voz o la velocidad con la que hablamos.
Ten claro qué vas a decir
Si puedes, tómate tu tiempo y dile que lo vas a pensar. No tienes porqué contestarle en ese momento. Así tendrás tiempo de decidir qué le vas a decir.
Pero si se dá el caso de que esa persona necesita una respuesta inmediata y tu quieres decirle que no, tienes que decírselo sin dar demasiadas explicaciones… Ahora veremos cómo.
Entonces, teniendo todo esto en cuenta podemos pasar a ponerlo en práctica.
Los pasos serían:
- Sacar el tema: Si la otra persona nos hace la petición en el momento no es necesario pues lo introduce ella, pero puede que la petición nos la hicieran otro día o por correo y ahora queramos decir que no. Para sacar el tema, lo mejor es ser naturales y directos. No dar mucho rodeos.
Algo así como: Respecto a lo que me dijiste el otro día…” ó quizás, “he estado pensando en lo que me pediste…”
Está claro que el mejor momento será aquel en el que la otra persona esté más receptiva, pero no siempre esto es posible.
3 Técnicas para aprender a decir que no
Estas técnicas están diseñadas para ofrecernos un guión que seguir si la otra persona es demasiado insistente.
Debes entender que ellos también saben que técnicas utilizar para salirse con la suya, y esto nos permitirá saber cómo reaccionar.
1.- Técnica del sandwich
Consiste en tres partes:
- Tenemos que empezar con una actitud empática y agradable con la otra persona. De lo contrario puede provocar que se ponga a la defensiva, lo que daría lugar a un posible conflicto.
- Despues vendría la parte en la que decimos que no diciéndoles firmemente que en este momento no puede ser.
Esta parte debe ser breve y no extenderte, además si es un amigo cercano podemos dar algún motivo pero no debemos justificarnos ni dar demasiados motivos. Debemos aplicar escucha activa del otro, controlar el tono de voz y las palabras. - Y para acabar cerraríamos con otro comentario positivo para cerrar la conversación de forma agradable.
Veámoslo con un ejemplo, cuando nos piden hacer un trabajo “Gratis”.
Esto suele resultar muy común porque la persona que lo pide tiene la impresión de que “eso lo hacemos en un momento”.
- Respecto a lo que me pediste el otro día..
Sé que es importante para ti, que te corre prisa y que necesitas que alguien te lo haga. Entiendo que me lo hayas pedido a mi… - PERO… En este momento no puedo hacerlo gratis, espero que lo entiendas. Tengo demasiado trabajo y aunque creas que eso me llevará sólo un rato, no es así. Me es imposible sacar un hueco para hacerlo.
- Espero que tu problema se solucione pronto, y si hay alguna otra cosa en la que sí pueda ayudarte, estaré encantado/a. Me ha alegrado mucho poder hablar contigo del tema porque era algo que realmente me preocupaba.
2.- Técnica del “Disco rayado”
Esta técnica consiste básicamente en eso, en convertirnos en un disco rayado, es decir, repetir o mismo hasta que la otra persona se dé por vencida.
NO hay que hacerlo de forma agresiva o pasiva, sino asertiva.
Es repetir, “entiendo tu punto de vista pero no puedo”, “como ya te he dicho me es imposible”, “no puedo”.
Repetir la negativa hasta que el otro deje de insistir.
Esta parte debes aplicarla sólo si la técnica del sandwich no ha funcionado y la otra persona sigue insistiendo.
3.- Técnica del Aplazamiento
Cuando la otra persona se pone muy pesada podemos aplazar la decisión.
Decirle que ahora mismo no podemos hacerle el trabajo gratis (por ejemplo) pero que a lo mejor la semana que viene si.
Esta técnica es opcional y solo debe aplicarse si realmente nos interesa aplazar la decisión, si en realidad es cierto que deseamos hacerle ese favor pero en ese momento no podemos.
Si lo que queremos es decir que no, mejor hacerlo al momento. También podemos hacer otra cosa, que es aplazar la conversación si la otra persona se altera, es decir, comunicarle que hablaremos con ella cuando este más calmada o tranquila.
Conclusión y otros consejos
Sea cual sea la técnica que uses, es importante acabar la conversación de la forma más agradable y amistosa posible.
Tienes que transmitirle que para ti ha sido agradable poder dejar clara la situación
Aquí es cuando evaluamos cómo ha ido: si he conseguido mi objetivo o no (que en este caso sería no hacer el trabajo gratis y no perder la amistad o enfadar a la otra persona).
Debes tener en cuenta que ser sarcástico o irónico se pueden consideran formas de agresividad.
Mentir tampoco es una opción, así que no lo hagas. Las consecuencias de que se descubra tu mentira pueden ser mucho peores.
Casi siempre el motivo de no poder decir que no es porque tememos la reacción (o lo que vaya a pensar) la otra persona.
Lo cierto es que el que hace una petición también usa técnicas y aunque no sea muy consciente sabe cómo usarlas. Se mueve por un interés, como todos.
Otra cosa que puede pasar es que la otra persona se ponga más agresiva al ver que no cedemos.
Entonces hay que mantenerse firme aquí también, porque sino lo que conseguiremos es que cada vez sea más difícil decir que no.
Las próximas peticiones serán mayores y nos habrán forzado a adoptar un rol pasivo.
Es muy fácil que la otra persona siga insistiendo e incluso pase a hacernos algo de chantaje emocional, haciendo alusión a su amistad, a las veces que nos ha hecho esa persona un favor.
Pero si se llega a ese punto, tienes que mantenerte firme.
Piensa que si esa persona no tiene ningún problema en chantajearte emocionalmente o de cualquier otra forma, merece menos aún que tu le hagas ese favor.
En ese caso, hay que seguir con el “disco rayado” añadiendo que “si realmente pudieras hacerle ese favor, se lo harías y no tendría que insistir”. Si le estás diciendo que no, es porque realmente no puedes y que a ti también te molesta no poder ayudarlo en ese momento
¿Puede alguien enfadarse si le decimos que no? Pues es posible, pero entonces debemos plantearnos la calidad de la relación, es decir, si la otra persona decide que porque le digamos que no ya no podemos ser amigos, entonces es que igual esa amistad no era tan fuerte o no nos interesa tener una amistad así.
Una buena amistad no tiene porque romperse porque digamos que no y si lo hace es decisión de la otra persona, allá ella. Pero no podemos estar cediendo continuamente a cosas que no queremos.
La cuestión es que la clave está en la práctica.
Llegará un momento en que lo hagamos de forma automática y no nos sepa mal decir que no.
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